HISTORIA DE LOS JUEGOS OLIMPICOS


En este espacio encontraràs el material  sobre la Historia de los Juegos.
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HISTORIA DE LAS MEDALLAS OLÍMPICAS ARGENTINAS:

Agradecemos a Victor Pochat, Periodista de ESPN y autor del Libro "Coronados de Gloria, la Historia Inédita de las Medallas Olímpicas Argentinas", por permitirnos postear en nuestro Blog los capítulos de su libro recientemente editado.

Un libro que narra la historia de cada atleta argentino que obtuvo una medalla en los Juegos Olímpicos, historias de esfuerzos y logros que merecen ser conocidas.


Un  libro que los Profesores de Educación Física estábamos esperando porque es de mucha utilidad para nuestras clases.



                                                                                                                                     ¡Gracias Victor!
                                                                                                                                   
                                                                                                                                   Lic. Dora E. Gerez
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LOS ÁNGELES 1932

Medalla N° 14

JUAN CARLOS ZABALA

Atletismo

Maratón

7 de agosto 1932

ORO





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Video: Zabala liderando la maratón de los Juegos de Berlín 1936, en fragmentos de Olympia, film de Leni Riefenstahl.
Con el número 33 y una gorrita blanca, es llamado Zábala por el locutor alemán.

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LONDRES 1948

Medalla N° 27

DELFO CABRERA

Atletismo

Maratón

ORO

Nota: para leer el texto con comodidad, podrás ampliar el mismo si haces "clic" en la flecha situada a la derecha de la parte superior del texto


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Los Juegos Olímpicos, un periodo en el que no hubo paz

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Agradecemos al autor del libro El Periodista Ernesto Rodriguez (Diario Olé) el poder contar con el texto en formato Pdf

Podrás encontrar este archivo impreso en la Biblioteca de la escuela



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JUEGOS OLIMPICOS MUNICH 1972:

"EL SECUENTRO DE ATLETAS ISRAELÍES QUE TERMINÓ EN MASACRE Y GOLPEÓ AL MUNDO"

Un comando palestino raptó al equipo israelí. El rescate fracasó. Murieron 9 deportistas, 1 policía y 5 guerrilleros.


Buena parte de los periodistas acreditados que vivían en la Villa Olímpica de Prensa madrugaron aquella mañana del 5 de septiembre de 1972. A las 8 estaba anunciada una conferencia de prensa del nadador estadounidense Mark Spitz, la gran figura de aquellos XX Juegos Olímpicos de Munich. Su presencia había generado expectativa, pero un rumor comenzó a extenderse entre los que aguardaban que se abriera el Centro de Prensa: la versión indicaba que algo grave había ocurrido en la Villa Olímpica de los deportistas varones (encontes se estilaba separarlos de las mujeres, alojadas en otro sector).
Se hablaba de un comando palestino que había tomado rehenes en el edificio de tres pisos donde se alojaba la delegación de Israel, en la conolly Strasse 31. Spitz, claro está, jamás llegó. De origen judío, lo había evacuado de la entonces Alemania Federal por seguridad.
En el medio de la confusión, comenzaron a disputarse las competencias, como si nada estuviese ocurriendo. Pero la seriedad de los hechos obligó a las autoridades del Comité Olímpico Internacional (COI) a suspenderlas más tarde. Ya se sabía que ocho hombres con ropa deportiva y portando bolsos (allí llevaban fusiles AK 47 y granadas), habían sido vistos saltando la alambrada perimetral de la Villa Olímpica, alrededor de las 4.30 por dos obreros de la Compañía alemana de Teléfonos. Los controles eran laxos y esa práctica, común entre los atletas trasnochadores.
Por eso no les llamó la atención.  El grupo se había dirigido al alojamiento israelí para ingresar por la puerta color celeste de planta baja. Pero se habían topado con la resistencia del entrenador de lucha Moshe Weinberg. Entraron tras balearlo. La políca informaría luego que hubo una segunda víctima. Después se supo que era el luchador Joseph Romano. Dentro del edificio permanecían rehenes nueve hombres, entre atletas, entrenadores y jueces. Otros integrantes del equipo habían escapado, incluído el periodista Israel Rosenblatt, enviado de un diario de Tel Aviv, quien más tarde contó detalles de lo ocurrido.
Pormediando la mañana el Centro de Prensa era un hervidero. A medida que pasaban las horas se había echado a rodar cientos de versiones. Los colegas formaban largas filas frente a la computadora Golim, un portento de tecnología para la época, capaz de almacenar un millón de datos. Buscaban obtener un listado de los integrantes de la delegación israelí. Sin Internet, sin mails, sin celulares ni teléfonos satelitales, herramientas de ciencia ficción para esos años, las comunicaciones internacionales estaban saturadas. Una comunicación con Buenos Aires, tuvo tres horas de demora, recuerda el periodista Alejandro Marti, quien había sido enviado a Munich 1972 por la revista Siere Días de Editorial Abril.
Mientras, había febriles negociaciones de las que participaban los gobiernos de Alemania e Israel, el COI y hasta embajadores de algunos países como Túnez y Libia. El grupo atacante pertenecía a la organización Septiembre Negro, desconocida en aquel momento. Reclamaban la liberación de 234 presos palestinos, detenidos en cárceles israelíes. La exigencia inicial era que éstos, al igual que el comando y los rehenes, fueran trasladados a El Cairo, para realizar allí el intercambio de prisioneros. Un primer ultimatum fijaba las 12 como hora límita. Este plazo se prorrogó primero hasta las 15 y luego hasta las 17. Las informaciones llegadas al Centro de Prensa indicaban que el gobierno de Israel, liderado por Golda Meier, se negaba a tratar con terroristas.
Con las primeras sobras de la noche se generó la sensación de que el conflicto había entrado en un callejón sin salida. Regía un nuevo ultimatum que vencía a las 21. Casi una hora después se supo que el comando y sus rehenes habían partido en micros militares hasta el patio de las banderas, donde flameaban las enseñas de los 124 países participantes. Allí los esperaban tres helicopteros militares que, se suponía, los trasladarían a Riem, el aeropuerto de Munich. Pero los llevaron engañados a la base aérea de Furstenfeldbruck, que fue cercada por un despliegue militar. Sin embargo, los movimientos indicaban que algo no marchaba bien. Lo que pasó en el aeropuerto es conocido: el plan imaginado para neutralizar a los comandos palestinos con tiradores de elite terminó en una masacre.
La noticia tardó en trascender. Hacia las 2 de la mañana del 6 de septiembre primaba la versión de que los rehenes habían quedado a salvo en el tiroteo. Pero una hora más tarde se supo la verdad. El ministro del Interior, Hans Dietrich Gerscher y el jefe de policía, Manfred Schreiber, contaron en detalle lo sucedido ante cientos de periodistas que los escuchában atónitos. Cuando concluyeron hubo un corto silencio. Luego, un estallido de gritos. No hacía falta conocer el idioma para darse cuenta de que se trataba de reproches e insultos.
Hubo 15 muertos en la base aérea. Fueron los rehenes Ze´ev Friedman, David Berger, Yakov Springer, Eliezer Halfin, Yossef Gufreund, Kehat Shorr, Mark Slavin, Andre Spitzar y Amitzul Shapira, cinco guerrilleros (otros tres fueron detenidos) y el policía Anton Fliegerbauer. En una medida que generó duras polémicas, se decidió que los Juegos continuaran. La mañana del 6 de septiembre escribía en mi despacho mientras veía por televisión en blanco y negro la conmovedora ceremonia de honras fúnebres en el estadio, cuenta el periodista Alejandro Martí.
El estadounidense Avery Brundage, presidente del COI, se ganó cientos de críticas al resaltar en su discurso la fortaleza del movimiento olímpico y no mencionar a las víctimas del ataque. De inmediato se desató una guerra de acusaciones cruzadas entre las partes que habían participado de las negociaciones que terminaron en la masacre. Para el movimiento olímpico, los hechos de Munich marcaron un quiebre, el fin de una etapa. El mundo había recibido un aviso; de allí en más, ningún lugar ni ningún evento estarían a salvo de los conflictos políticos que sacuden a la humanidad.




FUENTE: Diario Clarín 05 de septiembre 2012_____________________________________________________________________________





2 comentarios:

  1. Hola a todos los alumnos!!!
    Ya estoy de regreso de Londres y recibí la grata noticia de que están aprendiendo la historia de los Juegos Olímpicos con mi libro "Coronados de Gloria". Espero que les guste y que sigan investigando estas historias porque hay muchas puntas para seguir conociendo a estos personajes.
    Saludos, Víctor Pochat

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  2. Estimado Victor:
    los alumnos de la Escuela Secundaria N° 22 del Barrio Obejero Urquiza de Maqunista Savio, Partido de Escobar, Buenos Aires, Argentina, queremos agradecerle su gesto para con los alumnos de nuestra Escuela de permitirnos conocer su libro a través de nuestro Blog de Educación Física, ya que muchos de nosotros no tenemos la posibilidad de adquirirlo y de esta forma podemos conocer más de los Atletas Olímpicos de nuestro país que nos han representado a lo largo de la historia.
    Los saludamos a usted los alumnos: Acevedo Jose, Gonzalez Rogel, Medina Pedro, Montiel Emanuel, alumnos de 4°2° en representación de los alumnos de nuestra Escuela.

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